El único e imperceptible Dios verdadero el Padre Celestial.

A Dios nadie Le vio jamás.

(Eclesiástico 43:31) “¿Quién lo ha visto, para poder describirlo?
¿Quién lo alabará conforme a lo que es?”

Dijo Jehová el Señor:
“No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.”

(Juan 5:37-38) “37 También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí.
Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto,
38 ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.”

(Juan 1:18) “A Dios nadie le vio jamás;
el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.”

(1 Juan 4:12-13) “12 Nadie ha visto jamás a Dios.
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.”

(1 Timoteo 6:14-16) “14 que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión, hasta la aparición de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, 16 el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.”

(1 Timoteo 1:17) “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.”

(Job 9:11) “11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré; Pasará, y no lo entenderé.”

(Salmos 139:5-6) “5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano.
6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Alto es, no lo puedo comprender.»

El libro secreto de Juan (I) Capítulo 2
1 Cuando le pregunté si podría comprender esto, él me dijo:
El Uno es un soberano que no tiene nada sobre él.
2 Es Dios y Padre de todos, el Uno Invisible que está sobre todo,
que es imperecedero, que es luz pura que ningún ojo puede ver.
3 Es el Espíritu invisible.
Uno no debería considerarlo como un dios, o igual que un dios.
Pues es más grande que un dios, porque no tiene nada sobre él y ningún señor sobre él.

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Dijo Moisés: “Te ruego que me muestres tu gloria.”
Dijo Jehová el Señor: “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.”

(Éxodo 33:7-23) La presencia de Dios prometida
“17 Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.
18 El entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria.
19 Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente.
20 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá.
21 Y dijo aún Jehová: He aquí un lugar junto a mí, y tú estarás sobre la peña;
22 y cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado.
23 Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas;
mas no se verá mi rostro.”

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"aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre."

(Juan 6:45-46) "45 Escrito está en los profetas:
Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí.
46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre."

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¿Quién es Anciano de días o la Cabeza de los Días, El que esta sentado en el Trono?
¿A Quien vieron los profetas y los apóstoles?

(El libro de Enoc 2 XXII)
“1. En el Décimo Cielo, “Aravoth”, yo vi la imagen del Señor como hierro candente, hecho para brillar
en fuego, emitiendo chispas, y ellas quemaban.
2. De este modo yo vi la faz del Señor, pero la faz del Señor es inefable, maravillosa, y muy impresionante y muy, muy majestuosa.
3. ¿Y quién soy yo para hablar de la inexplicable entidad del Señor y de su muy prodigiosa faz?
Yo no puedo describir la cantidad de sus múltiples instrucciones, ni la variedad de sus voces, ni el trono del Señor, el cual es tan imponderable y no hecho por manos en su hechura; ni la cantidad de aquellos que hay a su alrededor, ejércitos de Querubines y serafines, ni de su incesante cantar, ni de su inmutable belleza ¿quién puede referir la inefable grandeza de su gloria?”

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(El libro de Enoc. Capitulo 14:13-25)
“13. Entré en esta casa que era caliente como fuego y fría como nieve. No había en ella ninguno de los placeres de la vida. Me consumió el miedo y el temblor se apoderó de mí.
14. Tiritando y temblando caí sobre mi rostro y se me reveló una visión:
15. He aquí que vi una puerta que se abría delante de mí y otra casa que era más grande que la anterior, construida toda con lenguas de fuego.
16. Toda ella era superior a la otra en esplendor, gloria y majestad, tanto que no puedo describiros su esplendor y majestad.
17. Su piso era de fuego y su parte superior de truenos y relámpagos y su techo de fuego ardiente.
18. Me fue revelada y vi en ella un trono elevado cuyo aspecto era el del cristal y cuyo contorno era como el sol brillante y tuve visión de querubín.
19. Por encima del trono salían ríos de fuego ardiente y yo no resistía mirar hacia allá.
20. La Gran Gloria tenía sede en el trono y su vestido lucía más brillante que el sol y más blanco que cualquier nieve;
21. ningún ángel podía entrar verle la cara debido a la magnífica Gloria
y ningún ser de carne podía mirarlo.
22. Un fuego ardiente le rodeaba y un gran fuego se levantaba ante Él.
Ninguno de los que le rodeaba podía acercársele y multitudes y multitudes estaban de pie ante Él
y Él no necesitaba consejeros.
23. Y las santidades de los santos que estaban cerca de Él no se alejaban durante la noche ni se separaban de Él.
24. Yo hasta este momento estaba postrado sobre mi rostro, temblando y el Señor por su propia boca me llamó y me dijo: "Ven aquí Enoc y escucha mi Palabra".
25. Y vino a mí uno de los santos, me despertó, me hizo levantar y acercarme a la puerta e incliné hacia abajo mi cabeza.”

(El libro de Enoc. Capítulo 46:1-3)
“1 Allí vi a alguien que tenía una Cabeza de los Días y su cabeza era blanca como lana;
con Él había otro, cuya figura tenía la apariencia de un hombre y su cara era llena de gracia como la de los santos ángeles.
2 Le pregunté al ángel que iba conmigo y que me mostraba todas las cosas secretas con respecto a este Hijo del Hombre: "¿Quién es éste, de dónde viene y por qué va con la Cabeza de los Días?".
3 Me respondió y me dijo:
"Este es el Hijo del Hombre, que posee la justicia y con quien vive la justicia
y que revelará todos los tesoros ocultos,
porque el Señor de los espíritus lo ha escogido
y tiene como destino la mayor dignidad ante el Señor de los espíritus, justamente y por siempre.”

(Daniel 7:13) “13 Miraba yo en la visión de la noche,
y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.”

(El libro de Enoc. Capítulo 48:2)
“2 En ese momento ese Hijo del Hombre fue nombrado en presencia del Señor de los espíritus y su nombre ante la Cabeza de los Días.”

(Hechos 7:55) “55 Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo,
vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios,”

(Ezequiel 10:1) La gloria de Dios abandona el templo
“1 Miré, y he aquí en la expansión que había sobre la cabeza de los querubines como una piedra de zafiro, que parecía como semejanza de un trono que se mostró sobre ellos.”

(Ezequiel 1:26-28) “26 Y sobre la expansión que había sobre sus cabezas se veía la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado sobre él.
27 Y vi apariencia como de bronce refulgente, como apariencia de fuego dentro de ella en derredor, desde el aspecto de sus lomos para arriba; y desde sus lomos para abajo, vi que parecía como fuego, y que tenía resplandor alrededor.
28 Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de Jehová.
Y cuando yo la vi, me postré sobre mi rostro, y oí la voz de uno que hablaba.”

(Isaías 6:1-5) Visión y llamamiento de Isaías
“1 En el año que murió el rey Uzías
vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo.
2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban.
3 Y el uno al otro daba voces, diciendo:
Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria.
4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo.
5 Entonces dije: !!Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos,
han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.”

(Apocalipsis 4:2-3) “2 Y al instante yo estaba en el Espíritu;
y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.
3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina;
y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.”

"… vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo;"

(Daniel 7:9-10, 13-14, 18, 22)
“9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente.
10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.
13 Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él.
14 Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.
18 Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre. 22 hasta que
vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo;
y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.”